quarta-feira, 30 de novembro de 2011

El toro de júbilo, una tortura


El 11 de noviembre, en Medinaceli se realizó la terrible tortura a un indefenso animal. Esta tradición consiste en atar a los cuernos de un toro unas bolas untadas de brea, prenderles fuego y soltar al toro por las calles. Las teas arden durante horas, achicharrando con su calor la parte blanda y sensible del interior del cuerno, y causando un dolor que sólo puede juzgarse por los berridos del animal. De nada sirve untar al pobre animal con barro, las gotas de brea encendida caen sobre su cuerpo y continúan ardiendo mientras profundizan en la carne. Con frecuencia, el líquido inflamado alcanza sus ojos y se los abrasa. No es raro que los animales se suiciden lanzándose con toda su fuerza contra un muro, para poner fin a tan terrible agonía.
Torturar a un animal vivo con fuego es claramente sádico. Todos los seres humanos racionales comprenden la crueldad que hay detrás de estos actos y ya es hora de que en nuestros pueblos dejen de aterrorizar a los animales. Las crueles tradiciones, el entretenimiento, el arte o la religión no pueden justificar nunca la tortura hacia los animales. Aguardo con esperanza el día que esta mal llamada tradición quede erradicada y se prohíba tal como ya se prohibió en la década de los sesenta y setenta.
M Pilar García Maza **
elperiodicoextremadura

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