El joven tordesillano de adopción, Óscar Bartolomé Hernández, se ha alzado hoy con el trofeo del torneo del Toro de la Vega tras dar muerte al animal después de propinarle dos lanzadas en el brazuelo izquierdo. Bartolomé Hernández, más conocido con el sobrenombre de “Zamorano” debido a sus orígenes tiene 27 años y en el 2003 ganó con tan solo 19 años el torneo cuando dio muerte a pie al morlaco Gañaflero.
Esté joven parado aseguró sentirse minutos más tarde de asomarse al balcón del Ayuntamiento de Tordesillas, donde obtuvo una baño de masas, muy orgulloso al haber conseguido tal gesta. "Me siento como Cristiano Ronaldo. Eres como Dios. Todo el mundo del pueblo te apoya, te da abrazos y es una sensación única" dijo Bartolomé Hernández, quien no podía hablar por los nervios y por su ronquera.
Después de cinco años un lancero a pie se alzó ayer con el trofeo algo que “nos emociona a todos los aficionados porque es la forma tradicional” explica el presidente del Patronato del Toro de la Vega, Gerardo Abril. “Lo normal es que se mate a caballo pero los que van a caballo tienen más ventaja” comenta Bartolomé Hernández quien agrega que “cuando vas a pie estás vendido ya que eres tú y el toro cara a cara y cuerpo a cuerpo” .
A pesar de los comentarios de algunos activistas antitaurinos quienes aseguraban que Aflijido (con 'j', no con 'g', que así le viene de sus progenitores) agonizó algo más de once minutos, el vencedor del torneo quiso zanjar la polémica y argumentó el método que utilizó para dar muerte al animal. “Le he cogido de frente y le saqué del camino de arena donde una vez fuera le lanceé dos veces y gracias a dios cayó” explicó Bartolomé Hernández, quien concluyó asegurando que” cada uno puede opinar lo que quiera pero no pueden decir que tardó mucho en morir y que agonizó porque no es así”.
de:elnortedecastilla
mundoanimal.0forum
Tema: Carta al lancero Oscar Bartolomé Hernández,conocido como Zamorano, asesino del toro de la vega 2011 "Afligido" Miér Sep 14, 2011 10:14 am | |
Señor Oscar Zamorano, sé que siente orgulloso de haber matado este martes 13 de septiembre. Y lo ha hecho con lo que suelen constituir agravantes: premeditación, alevosía y cuadrilla. Sin embargo, lejos de criticarle, le han ovacionado. No le han detenido, sino que en su lugar le han premiado. Lo que yo quisiera denominar como "su crimen" no está contemplado como tal porque constituye una excepción legal. En otro lugar, en diferente momento y con la misma víctima, lo que Usted ha perpetrado habría sido un delito. Hoy, algunos lo llaman proeza.
La víctima : Afligido, un toro de 600 kilos. El lugar: Tordesillas. La ocasión: las fiestas en honor a la Virgen de la Peña. Todos estos factores circunstanciales marcan la diferencia entre el deseo que muchos tenemos de calificarle como malhechor y, en el colmo de la aberración, que además de no poder hacerlo tengamos que ver cómo es tratado como un héroe. Pero las cuestiones formales no pueden jamás desvirtuar la naturaleza de su acción. En este caso perversa. Por tal motivo tenemos claro que Usted carece de las cualidades indispensables para entender que la vida de un animal ha de ser respetada. Que desconoce valores como la compasión o la empatía. Que no sólo no se duele, sino que se recrea en el sufrimiento ajeno. Que en el reparto de neuronas no le tocó ni una de las denominadas "espejo". En definitiva, que disfruta matando. Al menos toros, que es lo que le dejan. Sí, no hay duda de que Usted, Señor Zamorano, era así antes, lo es ahora y continuará siéndolo, no en vano ya alanceó hasta la muerte a otro toro en la vega tordesillana en 2003. Lo desgarrador es que para aquello de lo que su conciencia adolece - una patología estudiada y fácil de diagnosticar - existe la aquiescencia del sistema. Llegados a este punto, nuestro asco, nuestra rabia y nuestro dolor, no encuentran más consuelo que la certeza de lo miserable de una existencia que necesita de tales actos para alimentar su ego. Y dado que no esperamos ni su arrepentimiento ni cambios en su conducta, no va en el fondo esta carta dirigida a Usted, incapaz como será probablemente de reflexionar sobre lo abyecto de su comportamiento, sino que es un grito a una sociedad que en su mayoría jamás disfrutaría hundiéndole a un toro una lanza en el pecho hasta atravesarle el corazón, tal y como hizo Usted esta mañana. Porque a falta de una ley que se lo prohíba, confíamos en que sean los ciudadanos de este País, especialmente sus más allegados, los encargados de recordarle que matar a Afligido no fue una heroicidad, sino una demostración de violencia, mezquindad y cobardía. Mientras tanto, siga disfrutando de tan sangriento honor, que hacerlo ya le define. |
Nenhum comentário:
Postar um comentário
verdade na expressão